lunes, 12 de febrero de 2018

¿Porqué matricular a nuestros hijos en una Escuela Infantil ?

Fuente: Amei-Waece. Asociación Mundial de educadores infantiles.


La primera infancia constituye una etapa fundamental en el proceso de desarrollo y formación de la personalidad. Esta afirmación es aceptada y compartida por psicólogos y pedagogos, independientemente de las tendencias, teorías y escuelas a las que se adscriben. Se fundamenta esencialmente por la gran plasticidad del cerebro en estas edades, que sin constituir una tabla rasa en la que puede inscribirse cualquier impresión, sí ofrece amplísimas posibilidades para el establecimiento de conexiones que van a servir de base para el registro y fijación de las más variadas estimulaciones.
En toda actividad humana, para poder satisfacer las necesidades biológicas, socioculturales, productivas o espirituales, se articulan diferentes sistemas fisiológicos, psicológicos y sociales de alta complejidad. Ello implica que cada persona tiene una particular manera de ser y estar en el mundo, de relacionarse con la realidad, con las otras personas, con el espacio y los objetos.
Este esquema se construye y desarrolla especialmente durante los primeros años de vida. Se puede afirmar que el niño comienza a aprender desde el momento de su concepción, retroalimentando su mundo interno de todo lo que recibe del exterior.
Los múltiples datos científicos obtenidos en innumerables estudios e investigaciones han evidenciado que en esta etapa se sientan las bases, los fundamentos esenciales para todo el posterior desarrollo; así como la existencia de grandes posibilidades que en ella se dan para el desarrollo y formación de las más diversas capacidades y cualidades personales.
Existen muchas razones para desarrollarla educación de la primera infancia, entre las que destacamos:
  • Los primeros años de la vida del niño, desde el nacimiento hasta los seis/siete años de edad, ponen los cimientos para un crecimiento saludable y armonioso del niño. Se trata de un período marcado por un rápido crecimiento y por cambios que se ven influenciados por su entorno. Estas influencias pueden ser positivas o negativas, determinando en gran medida cómo será el futuro adulto, las futuras generaciones y la sociedad.
  • Las investigaciones demuestran que los déficit intelectuales o físicos se convierten en acumulativos. El niño con déficit existentes en los que se haya incurrido debido a las privaciones pasadas tendrá menos posibilidades de evolucionar hasta alcanzar niveles, aun en el caso de proporcionarle dichos estímulos. La pronta identificación y tratamiento/corrección de problemas relacionados con minusvalías físicas y mentales, desnutrición, infradesarrollo social, cognoscitivo y afectivo, etc., podrán solucionarse mejor durante los primeros años de vida, proporcionando así al niño unas mejores oportunidades en la vida, reduciendo, por otra parte, al mínimo los costes necesarios para la adopción de soluciones.
  • El cuidado y educación de los niños pequeños mediante una acción integrada adecuada, proporciona un medio para remediar el problema evidente de la desigualdad de oportunidades. Coincidimos en que todos los niños nacen iguales y deben tener igualdad de acceso no sólo al conocimiento y la cultura de todos los pueblos y deben crecer como ciudadanos iguales de su país y del mundo en general. A pesar de ser una verdad universalmente reconocida, por desgracia, existen muchos niños que aún no pueden ejercer este derecho. Todo niño nace en una familia cuya situación social, económica y cultural ejerce una gran influencia en su desarrollo, que condiciona en gran parte su crecimiento físico, intelectual y afectivo. Es inevitable, por consiguiente, que las diferencias en el ambiente familiar tengan repercusiones fundamentales en la educación, que la educación de la primera infancia deberá compensar.
  • La educación de la primera infancia complementa al hogar proporcionando la asistencia y educación adecuadas para la promoción del desarrollo total del niño. Ha de ser punto de formación no sólo del niño, sino de la familia.
  • La educación de la primera infancia proporciona una valiosa experiencia y preparación para la transición a la escolarización a niveles superiores.
  • Los avances de la neurociencia, nos demuestran que el sistema nervioso, base y soporte de la personalidad del adulto, se forma en los primeros años.
  • No hay segunda oportunidad para la infancia. Por tanto, con todos los conocimientos basados en las investigaciones sobre la importancia de esos primeros, años de la vida, es fundamental hacer todo lo que sea posible por el bien de cada niño, su salud y nutrición, su crecimiento, aprendizaje y desarrollo, su felicidad.
Por otra parte, muchas son las ventajas que reporta la asistencia a un centro de educación de la primera infancia, como conocemos los profesionales:
  • El centro se presenta como el principal elemento de socialización para el niño. Este va a aprender a compartir, a esperar y a respetar; hecho, que adquiere una gran relevancia, ya que se presenta como la estructura intermedia entre la propia familia e integración del niño en los demás estamentos sociales.
  • El centro nos posibilita el seguir paso a paso el proceso de desarrollo y maduración de cada niño. Así, podemos detectar los posibles desequilibrios, desajustes o déficit que se vayan produciendo. Esta posibilidad de actuación preventiva va a ser determinante y fundamental para el desarrollo de los niños.
  • La estructura del centro está concebida en función de las necesidades de los niños, ofreciendo mayores posibilidades para la manipulación y exploración de los objetos y el espacio. En el marco familiar, los espacios suelen ser limitados, produciéndose continuas prohibiciones, para que no cojan determinados objetos o alcancen o se suban a diversos lugares, hecho que limita las posibilidades de experimentación de los niños.
  • El ver, observar y admirar a otros compañeros sirve de gran motivación en determinadas actividades y aprendizajes. En este sentido, todos somos conscientes de las posibilidades que nos ofrece la imitación (control de esfínteres, comida, aspectos motores, etc.) a estas edades.
  • A través del juego, los educadores facilitarán los medios para favorecer el desarrollo integral del niño, generando en este sentido de afecto, amistad, compañerismo, ternura y, en general, contribuyendo a una mayor sensibilidad con los otros, lo cual es facultad para otra serie de actividades, como la observación, captación, comprensión de estímulos, etc., que crean en los niños una mayor independencia y autonomía.
lunes, 5 de febrero de 2018

BENEFICIOS DE LOS JUGUETES NO ESTRUCTURADOS






La inteligencia de los niños y niñas es práctica, centrada en el sí mismo, y en el momento presente en el aquí y ahora.El niño se relaciona con el medio a través de los sentidos y la acción.

Podemos, por ejemplo, investigar, descubrir, experimentar. El niño tiene dentro de sí la capacidad y el deseo de investigar, experimentar.
Es importante que al menos varios de los materiales que tenga el niño a su alcance sean “juguetes” no estructurados. Es decir, materiales que no tengan ningún fin concreto. Con ello me refiero a bloques de madera, piedras, palos, tapones, botes, cajas de cartón, etc (siempre bajo supervisión de un adulto) No tienen ni porqué ser juguetes. En cambio, los juguetes estructurados son aquellos que tienen un fin concreto, en los que el propio material ya indica para que sirve (un puzzle, por ejemplo) o bien son juegos en los que hay instrucciones y normas claras (deportes de equipo, juegos de mesa, etc.).
¿Pero por qué es importante ofrecer materiales no estructurados? Pues porque cuando les damos juguetes a los niños con un diseño muy específico (herramientas de trabajo, tazas y platos de juguete, coches con luces y sonidos, etc.) realmente no está surgiendo el “juego simbólico” sino que es “literal o imitativo”: los niños usan esos materiales imitando lo que hacemos los adultos con ellos y usándolos literalmente para lo que sirven. Pero el juego realmente simbólico nace cuando los niños recrean algo distinto sobre un “material, juguete o artilugio”, es decir, cuando juegan a coches con piedras o esas mismas piedras se convierten en monedas, cuando a unas maderas les dan el valor de una plancha, o un bote el valor de un tambor. Es importante ofreces este tipo de juegos a los pequeños que no encontramos en los comercios y están a nuestro alcance para favorecer un  juego de creación que no se quede solo en la imitación propia de roles del adulto, con esto no quiero decir que estos otros juguetes no sean necesarios o importantes, pero hay que ofrecer diferentes alternativas, para desarrollar todas sus destrezas y habilidades.

Estos juegos son importantes por:
-Estimulan el pensamiento creativo: este tipo de objetos no tienen una función clara así que es el niño quien debe darles una finalidad y crear las historias que quiera.
-Se adaptan a la etapa evolutiva del niño: como este tipo de materiales no tienen una finalidad concreta y están poco elaborados van a acompañar al niño durante más años.
-Evita la sobrestimulación: no hay luces y no hay sonidos, por lo tanto, no hay estímulos externos sino que tienen que salir de dentro del niño.
-Los materiales didácticos elaborados con recursos del medio proporcionan experiencias que los niños pueden aprovechar para identificar propiedades, clasificar, establecer semejanzas y diferencias, resolver problemas, entre otras, para que la oportunidad para que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea más profundo.
-El uso de material concreto desde los primeros años ofrece a los estudiantes la posibilidad de manipular, indagar, descubrir, observar, al mismo tiempo que se ejercita la práctica de normas de convivencia y el desarrollo de valores como por ejemplo: la cooperación, solidaridad, respeto, tolerancia, la protección del medioambiente, entre otros.
-El uso de material concreto, además, desarrolla la memoria, el razonamiento, la percepción, observación, atención y concentración; refuerza y sirve para aplicar los conocimientos que se construyen en las actividades curriculares programadas para trabajar conceptos, procedimientos, valores y actitudes; desarrolla en los niños comprensiones sobre las reglas, análisis y precisiones que demanda cada actividad; coordinación óculo-manual; capacidad de resolver problemas; discriminación visual; la sociabilidad, habilidad de jugar juntos, regulan su comportamiento, la honestidad, elevan su nivel de exigencia.
Pueden establecer relaciones de correspondencia, clasificación, ordenamiento, identificación de idénticos, pertenencia, asociación; reconocer características de tamaños, formas, colores, sensaciones, olores, sabores, sonidos, entre otras.
Con el material menos pensado, con los elementos más sencillos, la magia del juego sucede.
A veces pensamos que si un juguete no es bastante estimulante… el niño se va a aburrir. ¡Pues genial! El aburrimiento es un escenario magnífico para que la imaginación salga a escena.

Clara Farinós Lopez